América Misionera 2.08.18. //Mensajero Ñuflo//Todavía mantenemos viva en nuestra memoria la celebración del V Congreso Americano Misionero que se llevó a cabo en la ciudad de Santa Cruz del 10 al 14 de julio del presente año, con el lema: “América en misión,
el Evangelio es alegría”.
De nuestro Vicariato ha participado un grupo de 42 misioneros, bajo la guía de la Hna. Vilma Cotrím, directora diocesana de las Obras Misionales Pontificias, a la cual le agradecemos todo el esfuerzo preparatorio. En las páginas de esta edición del Mensajero, compartimos algunos testimonios de los participantes en el Congreso. También pueden leer las conclusiones del V CAM, pronunciadas en la Misa de clausura, el día 14 de julio, para tenerlas presentes en el trabajo pastoral de cada parroquia.
En este tiempo, llamado el post congreso, nos preguntamos: ¿Qué podemos hacer con estas conclusiones a nivel personal, familiar y parroquial?
Hace poco tiempo escuché una frase que me llamó la atención, y de alguna manera es para mí la respuesta a la pregunta formulada anteriormente, decía: “La Misión nace de la amistad”.
Creo que este es el primer desafío para todos nosotros, tanto los laicos, como los religiosos y sacerdotes: estrechar los lazos de amistad con el Señor y entre nosotros, sabiendo que quien promueve la amistad es el mismo Señor. Así lo dice bellamente una de las plegarias eucarísticas:
“Muchas veces has ofrecido a los hombres tu amistad y por medio de los profetas nos has enseñado a esperar en tus promesas. Cuando llegó el tiempo que tu pueblo había deseado tanto, nos mandaste a tu único Hijo como hermano mayor de nuestra familia, para que todos pudiéramos vivir como amigos tuyos”. El mismo Jesús, antes de su pasión, decía a los discípulos:
“Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que me ha dicho mi Padre” (Jn 15,15).
Fue esta amistad, que encontró su culmen en la muerte y resurrección de Jesús, comunicada a la comunidad en el día de Pentecostés, la que lanzó a la misión a los discípulos. Y vale la pena que nos preguntemos: ¿Cómo cultivamos esta amistad iniciada por Jesús en el día del bautismo, en nuestras relaciones familiares, en la comunidad parroquial y en la vida social? Para mí esta dimensión de la amistad es fundamental para poder responder al desafío actual de la Iglesia, que consiste en la misión de todos los bautizados de llevar la alegría del Evangelio a todos los hermanos: los de cerca y los de lejos, particularmente en las llamadas periferias geográficas y existenciales.
Siguiendo con la pregunta: ¿Qué podemos hacer para dar vida a las conclusiones del V CAM? Quiero compartir con Ustedes lo siguiente. En la última sesión del Consejo de Misiones, hemos visto que para responder a los nuevos
desafíos pastorales es necesario revisar el vigente Plan de pastoral del Vicariato. Por esta razón todavía antes de la Asamblea Pastoral anual en el mes de noviembre, con la ayuda del Vicario Pastoral, se hará en cada zona una asamblea zonal (entre agosto y septiembre) con el propósito de profundizar en los desafíos pastorales más urgentes (VER).
En la misma asamblea anual de noviembre, trataremos de iluminar esta realidad con el aporte de los nuevos documentos de la Iglesia, fruto de los últimos sínodos, las conclusiones del V CAM, como también con el aporte de los nuevos Enfoques y Directrices Pastorales de la Conferencia Episcopal Boliviana (JUZGAR).
A partir de este conocimiento se podrá, en la próxima asamblea anual, elaborar un nuevo objetivo general para responder a los desafíos pastorales reales y más urgentes.
Con esta nueva iluminación, entre todos podremos pasar a trazar las prioridades generales y luego zonales (ACTUAR).
El evangelio de este último domingo nos invita a poner todo, aunque sea poco lo que tengamos, en las manos de Jesús y él lo multiplicará.
Inspirados por el ejemplo de nuestra Madre la Virgen Inmaculada, venerada en este mes de agosto como la Virgen de Urkupiña – Asunta al cielo, hagamos también el esfuerzo de dejar en las manos de Jesús, este desafío misionero en todas las pastorales, porque “quien pone todo en las manos de Dios, verá la mano de Dios en todo”.
Fraternalmente: +Antonio Bonifacio Reimann